Grupo Análisis y Grup d’Análisi Barcelona en la Universidad (1993-1994)


La relación con la Facultad de Sociología de la UB

Por Pere Mir y Hanne Campos.

A través del análisis de nuestros archivos Pere Mir y Hanne Campos hacen de transmisores de la colaboración inter-grupal de Gd’AB durante muchos años con el Departamento de Sociología de la Universidad de Barcelona.

Desde el principio Juan Campos tenía una visión global de su trabajo profesional que incluía la articulación del ámbito clínico y el ámbito académico. Tenía clara la influencia dinámica mutua de estos aspectos en cuanto al impacto del Servicio de Psiquiatría Infantil y de Familia que entonces dirigía en otros Servicios y también en instituciones sociales como la Universidad. Colaboraba ya durante aquellos años en el Departamento de Psicología de la Universidad de Barcelona con un curso de psicología dinámica y de familia. Pero fue la fundación de las universidades autónomas en 1968 que le acercó definitivamente al mundo académico. La posibilidad de que la educación médica se conceptúe de nuevo, desde el principio, le entusiasmaba enormemente y le llevó a impulsar la introducción de las ciencias humanas y de la conducta a diferentes niveles del plan de estudios y de la formación médica. En la década de 1970 Juan Campos —doctor en Medicina, psicoanalista y grupoanalista— en colaboración con Jesús M. de Miguel —doctor y catedrático de Sociología— crea una particular articulación entre los ámbitos de la Sociología y de la Medicina en España promoviendo una Sociología de la Medicina como contexto teórico-práctico para una praxis profesional transdisciplinar y flexible. Esta colaboración entre universidad y profesión tuvo el siguiente lema principal: Para que pueda haber una reforma sanitaria hace falta un modelo de ruptura educativa. Aquí se hace explícita la asignatura aún pendiente de la articulación entre academia y praxis médica no solamente en los ámbitos de la Sociología y la Medicina sino en todos los ámbitos de las ciencias humanas y la praxis de salud y educación.

Tener este tipo de visión global significa pensar en términos grupales, en función de grupos. Esta fue la manera de pensar de Juan Campos que, a posteriori, parece que no se acaba de transmitir de manera satisfactoria. El hecho es que la siguiente década de los 80 la dedica enteramente a investigar este método grupoanalítico que él consideraba ser el método princeps para lograr una articulación transdisciplinar y transnacional. Investiga el desarrollo de este método desde sus orígenes y en sus ramificaciones nacionales e internacionales. Con esto queremos decir que el grupoanálisis implícito en el trabajo clínico y académico de los años 60 y 70, como los ojos del Guadiana, deja su presencia en el mundo consciente socio-profesional para introducirse en las fuentes que lo nutren como ámbito profesional propio, dando particular importancia a los aspectos reprimidos e inconscientes de estas fuentes. El grupoanálisis tal como lo piensa y practica Juan Campos parecería que resurge al mundo profesional consciente con ciertas convicciones, entre otras: que la integración de un mundo humano dividido en mil pedazos pasa por una práctica grupal; que el lugar de análisis y de un cambio posible o no siempre es el grupo en el que nos encontremos en el aquí y ahora; y, que las ideas útiles para un cambio que permita la integración son las que surgen de una comprensión y resolución grupal de las problemáticas humanas. En este resurgimiento del grupoanálisis Juan Campos aporta dos anclajes: 1. La creación de Grup d’Anàlisi Barcelona, una sociedad cooperativa limitada, y 2. El concepto radicalmente grupal de Plexus Profesional.

Antecedentes de colaboración con la Facultad de Sociología (UB)

Juan Campos había iniciado sus colaboraciones con la universidad alrededor de 1968 cuando- después de su regreso de los Estados Unidos (1963) – se convirtió en miembro del equipo promotor de la Facultad de Medicina de la recién fundada Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Allí, Juan consiguió que se incorporara en el plan de estudios de la mencionada universidad las ciencias sociales y del comportamiento.

En 1969, formó parte del Programa de Consejeros Instructores de la Facultad de Medicina y fue profesor agregado del Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la UAB. Ya en 1970, Juan es nombrado catedrático no numerario del Departamento de Psiquiatría y Psicología. Al mismo tiempo, la universidad le encargó de manera expresa la planificación de las carreras de psicología y sociología. Además, Juan -con un grupo de colegas-fundó la Asociación Española de Educación Médica y, gracias a la ayuda privada, logró establecer una oficina de Educación Médica en la Facultad de Medicina de la UAB.

Para Juan fueron años de intenso trabajo y dedicación en los cuales realizó numerosas publicaciones y conferencias. Como resultado de todo ello, fue invitado como miembro del Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud dirigido por Mauricio Goldenberg en representación de la UAB. En 1975, Juan -por discrepancias con la dirección de la universidad- rehusó renovar el contrato como profesor no numerario en la UAB.

Juan Campos y Jesús de Miguel

En 1988, se inició el programa de Doctorado “Ciencias Sociales y Salud” en el Departamento de Sociología y Metodología de las Ciencias Sociales de la Universidad de Barcelona (UB). El programa estaba dirigido por el catedrático Jesús de Miguel antiguo amigo de Juan con el cual había realizado algunos proyectos en común. Con este regreso a la universidad, Juan se sentía muy complacido: volvía a un lugar que siempre le había atraído-la universidad- y en este caso lo hacía acompañado de un grupo de sus más íntimos colaboradores con quienes había constituido una cooperativa de trabajo asociado denominada Grup d´Anàlisi Barcelona.

Curso de doctorado: Introducción al grupoanálisis, 1992

En este caso se hace un seguimiento de las clases, lo que se explico y sucedió, a partir de los apuntes de Pere Mir, quien lo reconstruye para todos nosotros.

Juan, el 9 de marzo de 1992, iniciaba un curso de doctorado titulado genéricamente “Introducción al Grupoanálisis” en el que además de desarrollar el pensamiento de S.H.Foulkes -creador del grupoanálisis- introducía a los participantes en la vida y la obra de Freud y de T. Burrow como referentes históricos básicos para entender la posterior obra foulkesiana. Participaron en esta primera clase 7 personas.

En el curso estaban inscritas seis personas: L. una mujer brasileña que pretendía hacer una tesis sobre los conflictos psíquicos que acarrean los procesos migratorios. M.C. con un interés muy marcado en estudiar la función del psicólogo en las instituciones hospitalarias. A. F. que estaba en el curso como oyente. A. C. que era antropóloga y enfermera y trabajaba en un centro de atención a la mujer. N. R. que también asistía como oyente. O. sociólogo mexicano y Pere Mir que ejercían la función de ayudante de Juan en el curso.

Juan, el primer día de clase, hizo una detallada presentación del temario del curso y, fundamentalmente, de los objetivos que se había marcado a la finalización del mismo. La presentación fue grabada, pero debido a un fallo en la cinta fue imposible realizar cualquier tipo de transcripción porque sólo se escuchaba un prolongado y molesto ruido. Juan, después de las palabras dirigidas a los participantes en el curso, los invitó a que explicaran los motivos que les habían llevado a escoger la asignatura. Los relatos que siguen a continuación son el resultado de la elaboración de las notas tomadas por Pere Mir a lo largo de los dos meses que duró el curso.

A.C. comentó que para ella el grupoanálisis y la terapia de grupo eran una misma cosa. Explicó la aciaga circunstancia que había tenido con una experiencia grupal en el lugar donde trabajaba. Para ella, el motivo principal para inscribirse en el curso era el interés en encontrar una metodología teórica que le sirviera para su tesis doctoral. Relató que tenía problemas en el grupo donde estaba trabajando dentro de la institución. Por ello, buscaron un psiquiatra externo para que montara un grupo terapéutico y , de este modo, conseguir que el enfrentamiento de una de las personas que componían el grupo con el resto pudiera ser elaborado y resuelto. En definitiva, una persona oponía sus objetivos personales a los del grupo. En este punto, Juan intervino para introducir el tema de la neurosis social y de la diferencia entre el Yo personal y el Yo social. El señalamiento de Juan produjo cierta perplejidad en los participantes, a lo que éste se limitó a aclarar que más adelante- en clases sucesivas- ampliaría lo que había mencionado.

N.R. explicó que está en el quinto curso de Ciencias Económicas. Es delegada del grupo de la clase. Apunta que el grupo ha ido cambiando en los últimos meses y que ahora, desgraciadamente, lo único que les moviliza son los aspectos más egoístas y personales de cada uno. Sin embargo, hay un interés por los fenómenos grupales.

M.C. se quejó de la ausencia de psicólogos en las instituciones y de la falta de asistencia psicológica. Se preguntó por la inexistencia de la función del psicólogo en las instituciones y se alegró que en algunos espacios de la Sanidad Pública funcionaran los Grupos Balint como una poderosa herramienta para contener las ansiedades del facultativo.

L. relató que trabajaba como psicóloga en una cadena de supermercados de alimentación en Brasil. Era un monopolio. Había 18.000 personas trabajando en la empresa y, de éstas, 4.000 se dedicaban a los recursos humanos. Su orientación es psicoanalítica: psicoanálisis lacaniano (Escuela Freudiana de Bahía). Le atrae poderosamente el análisis institucional y le gusta trabajar con elementos de otras disciplinas (Grupo Operativo de Pichón-Riviere). Trata de articular lo individual y lo grupal. Se ha leído la Historia del Grupo Grande y sus fenómenos en relación a la Psicoterapia Grupoanalítica de Pat de Maré. Lectura que le ha impresionado poderosamente. Tiene interés en que se discuta el mencionado texto.

Juan, al término de las presentaciones, propuso que nos reuniéramos el lunes próximo a la misma hora para decidir cuánto tiempo deseaba cada participante invertir en la asignatura. Si no se llegaba a un acuerdo, Juan pensó en darles un sobresaliente y, de este modo, terminar con las clases. No quería que el curso fuera una pérdida de tiempo. Se trabajaría un mínimo de diez horas. Juan, en las clases, daría unas líneas básicas de cada autor (S. Freud, T. Burrow y S.H. Foulkes) con la intención que luego el alumno desarrollara los temas tratados con una mayor profundidad y rigor. A continuación, se dio la bibliografía del curso. Esta constaba del libro de S.H.Foulkes Psicoterapia Grupoanalítica: Método y Principios; La Historia del Grupo Grande de Pat de Maré y The Structure of Insanityde Trigant Burrow. Se apuntó la posibilidad de poder traducir éste libro caso que alguna persona estuviera interesada en ello.

En la segunda clase (16-3-1992) se incorpora una alumna más (S) como oyente.

Juan empezó la clase hablando de uno de los más importantes precursores en la idea de inconsciente y citó a Carus (1789-1869) que era médico, pintor y gran admirador de Goethe. Fue el primero que realizó una impecable presentación del inconsciente en su libro Psyche: Historia de la evolución del alma. En una de sus páginas se puede leer:

La clave para el conocimiento de la vida del alma consciente yace en el dominio del inconsciente. Eso explica la dificultad de llegar a tener una comprensión cabal del secreto del alma. Si fuese completamente imposible encontrar el inconsciente en el consciente, el hombre nunca podría alcanzar un conocimiento de sí mismo. Pero si esta imposibilidad es sólo aparente, la principal tarea de la ciencia del alma es buscar la manera de que el espíritu del Hombre pueda descender a sus profundidades. (Emilio Rodrigué, 1989: 184)

Para Carus, la ciencia del hombre se desarrollaba de manera gradual aunque siempre bajo el dominio del inconsciente. Carus, con la extraordinaria agudeza que le caracterizaba, se avanzó a la idea del inconsciente junguiano cuando proclamó que el inconsciente individual estaba relacionado con el inconsciente de todos los hombres.

No obstante, para hablar de Freud y los inicios del psicoanálisis sería interesante remontarse- con el objetivo de rastrear los antecedentes históricos de la locura- al siglo XVI cuando se resquebrajan las verdades más antiguas que la humanidad había mantenido durante más de dos milenios. El descubrimiento de América (1492), el Edicto de Lutero y la publicación de los Principia de Newton (siglo XVII) abren al mundo la puerta de la racionalidad. Se supo que todo el universo estaba regido por las leyes de la gravedad. El cielo y la tierra se unieron en una sola constelación. Emergió, también, la figura de Descartes que penetró en los dominios de la subjetividad y concluyó este período de manera brillante con la aparición de Montaigne que inauguró la reflexión introspectiva.

La locura es un producto del siglo XVII. El loco hace su aparición bajo la óptica de la racionalidad cartesiana, bajo la dicotomía razón-sinrazón. Con anterioridad al mencionado siglo, el loco no existía porque se le ubicaba en zonas muy marginalizadas de la sociedad y siempre compartiendo espacios con el vagabundo, el delincuente, el borracho, el sifilítico y el leproso por poner algunos ejemplos.

En esta prehistoria del psicoanálisis y, en cierto modo, de la psiquiatría aparece la figura de Pierre Moreau de Tours- clínico francés considerado el Claude Barnard de la psiquiatría- quien consideraba que todos enloquecemos debido a nuestros propios sueños. Otro personaje importante y ya más conocido es Franz Mesmer, doctor en medicina por la universidad de Viena y creador de la teoría del magnetismo animal. Para él, los trastornos nerviosos provenían de un desequilibrio en la distribución de un “fluido universal” que circulaba por los organismos animal y humano. Este fluido, que emanaba del brillo de los ojos, guardaba un parentesco muy cercano con el imán. Sólo era necesario conducir a los enfermos a un estado de sonambulismo para restablecer el equilibrio de la circulación magnética.

A partir de este momento, en la clase se aborda la teoría de Freud y los orígenes del Psicoanálisis, lo que pudo haber sido se recoge en el documento que se anexa.

Las siete clases restantes se distribuyeron entre el 30 de marzo de 1992 y el 25 de mayo del mismo año. A partir de la tercera clase surgieron problemas de horarios con los alumnos/as lo que provocó una drástica disminución de la asistencia. Se anexa un breve resumen del contenido teórico de las siguientes clases y, a continuación, se ofrece una posible interpretación del funcionamiento y la dinámica del curso.

Quizá no sería descabellado afirmar que las sesiones que duró el curso de doctorado fueron la historia de un desencuentro. Juan, en la primera clase, había mencionado de manera más o menos clara cuáles serían los ejes fundamentales del curso -Freud, Burrow y Foulkes- pero, al mismo tiempo dejó un amplio margen de libertad para que los alumnos/as pudieran- dependiendo de sus preferencias- investigar y profundizar en el autor que más les interesase o que mejor encajara en su proyecto de tesis. Juan abandonó la actitud autoritaria del profesor para depositar gran parte de la responsabilidad del curso en los participantes. Se supone -lamentablemente es sólo una suposición- que alguien que se inscribe en un curso de doctorado debe de poseer la suficiente responsabilidad como para que a partir de unas mínimas directrices -el alumno/a- continúe de un modo más independiente el proyecto de investigación que tiene pensado realizar.

Sin embargo, la actitud del alumnado fue otra muy distinta: a partir de la tercera clase aparecieron unos extraños problemas de horarios-la frecuencia, días y horarios del curso estaban absolutamente claros desde el momento que el alumno/a se matriculó en la asignatura y nunca sufrieron ninguna alteración- lo que provocó que en las siguientes clases el número de asistentes disminuyó de manera tan drástica que sólo quedaron tres personas que de un modo u otro formaban parte del staff del curso.

Al principio hablaba de desencuentro porque en lo que respecta a los alumnos y en base a sus comentarios el primer día de clase, parecía bastante claro que buscaban el tipo de curso que les diera la receta o la fórmula mágica para resolver las dificultades que tenían en aquellos momentos en sus ámbitos personales y/o profesionales. Y lo que Juan trataba de comunicarles era una idea de lo grupal, de la grupalidad. Ideas que el alumnado ni remotamente sabía de lo que se les hablaba. Conste que ello no es una crítica ni feroz ni despiadada hacia las personas que componían el curso sino la constatación de una realidad ante la dificultad por parte de la persona que ocupa el lugar de alumno/a de posicionarse personal y profesionalmente en la vida de una manera más activa y, quizá también, más creativa.

Juan lo que en el fondo pretendía con este curso de doctorado era transmitir a sus participantes una manera diferente de relacionarse entre profesor y alumno, una crítica a la manera tradicional de afrontar la docencia que era extrapolable- en definitiva- a un modo distinto de relacionarse entre los seres humanos donde la individualidad más radical diera paso a un modo de pensar grupal. No es de extrañar que su última clase – ya en el departamento por la falta de alumnos -versara sobre Pat de Maré- grupoanalista y pionero en el trabajo con grupos grandes- y sobre su concepto de koinonia o compañerismo no personalizado en un intento de que, a través del diálogo, la sociedad se convierta en un lugar más apacible y humano donde poder convivir en paz.

Realmente, los objetivo eran tremendamente ambiciosos y contrastaban -no digo que fueran mejores o peores- con las expectativas del alumnado que eran, en general, muy confusas o simplemente no existían. De ahí el término desencuentro que he utilizado como una manera de definir el proceso que tuvo lugar durante aquellos meses. Por supuesto, y no he hablado de ello porque lo desconozco pero intuyo que las directrices dadas a los alumnos/as por el coordinador de los cursos de doctorado no estaban en la misma sintonía de las pretensiones y los objetivos que poseía Juan del curso que quería impartir. Así, era muy difícil que éste tuviera una mínima viabilidad.

En cualquier caso, y como conclusión a este apartado, valdría la pena añadir que esta experiencia, este laboratorio en vivo que, lamentablemente, duró escaso tiempo, tendría que servir para, entre otras cosas, poderse replantear el modo y la manera de abordar la relación profesor-alumno para que ésta fuera lo más fructífera y valiosa posible; teniendo en cuenta la dificultad inherente en el cómo enseñar y cómo aprender. Lo que Juan pienso que pretendía era crear unas condiciones de laboratorio donde los alumnos estimularan al profesor y viceversa, apartándose del funcionamiento habitual en los medios académicos donde el “gran profesor” reproduce, con sus clases, pequeñas ediciones de sí mismo sin la más mínima capacidad personal crítica e investigadora.

Psicoanálisis y Sociología, un Seminario semestral en el Departamento de Sociología, 1994

Más allá de sus posiciones de profesor y catedrático en la Universidad Autónoma de Barcelona a finales de los años 60 y la primera mitad de los años 70, Juan Campos mantenía una estrecha relación profesional con el Departamento de Sociología de la Universidad de Barcelona hasta el final de su vida, que se reafirmó durante los años 90. Según reza un certificado de honor, en este Departamento a Juan se le consideraba un médico de mentes y un sociólogo de almas. Pertenece al profesorado permanente del curso de doctorado de Ciencias Sociales y Salud iniciado en 1988, en el que dicta en años alternos cursos sobre “El método grupal de análisis” y “Psicoanálisis y Grupoanálisis”.

En 1994 bajo su dirección y con la participación de Jesús M. de Miguel, otro sociólogo del Departamento de Sociología, y los miembros de Grup d’Anàlisi Barcelona se lleva a cabo un Seminario de 10 sesiones sobre Psicoanálisis y Sociología para alumnos de licenciatura y de doctorado de Sociología. Estos últimos presentan por turno un resumen de las sesiones. El Pensum[1], es decir el documento de trabajo entregado a los alumnos, consta de 175 páginas que incluye los trabajos originales de los docentes y algunos escritos básicos relacionados con el grupoanálisis. El seminario cuenta con la presencia de los miembros de GdAB en todas las sesiones.

En este Seminario a Grup d’Anàlisi Barcelona le pasó lo que también en otras actividades. Creemos firmemente que la base es una práctica grupal, el analizar juntos lo qué nos pasa, para ver qué recursos tenemos para cambiar lo que habría que cambiar. Pero en esta práctica nos encontramos con el obstáculo de que análisis significa primero de todo hacer preguntas y los miembros de los grupos primero de todo buscan respuestas o preguntan qué respuestas aportan los que convocan el grupo. Se trata de una actitud muy enraizada en la cultura occidental y difícil de cambiar. De manera que las actividades hasta el presente generan dos tipos de materiales: el que se entrega a los miembros del grupo y, cuando pueda ser, la elaboración por parte de los miembros de Gd’AB del contenido generado durante la secuencia de sesiones de grupo, que son como mínimo dos para permitir una cierta reflexión sobre el proceso. Para este Seminario no tenemos por escrito los resúmenes orales de las sesiones de los alumnos, pero sí el ya mencionado Pensum.

Ya que las actividades grupoanalíticas pretenden ser transdisciplinares, puede ser de interés comentar la contribución de los sociólogos al Pensum. Su artículo se titula “Matar al padre: Un modelo sociológico de reconstrucción del conflicto social dentro de una organización compleja” que trata de la investigación de un conflicto interno del cuerpo de policía municipal en una gran ciudad y los cambios necesarios para la elaboración del conflicto. El análisis se hace a partir de transcripciones de entrevistas en grupo y de la observación participante correspondiente, interpretada a partir de la teoría freudiana del proceso de “matar al padre” (Freud 1912, Tótem y Tabú). La investigación descubre que se repite el relevo o la expulsión de las personas que ocupan la jefatura. Los tres subgrupos identificados— jefaturas, mandos intermedios y policías de a pie— y los acontecimientos relatados por los sujetos investigados, lleva a los investigadores a interpretar el relevo del jefe como un acto parricida por parte de “la horda fraterna” de los policías de a pie. Siempre siguiendo a Freud, también se interpreta que los repetidos ceses de los jefes seguirán ocurriendo hasta que no se institucionalice en mito este “parricidio” real o simbólico, pasando de “en el principio era la acción” a “en el futuro es la idea”. Estas interpretaciones sin lugar a duda pueden ser fructíferas. Sin embargo, los colegas sociólogos, por las razones que fueran, ignoran o evitan las teorías grupoanalíticas a su alcance, y “aplican” pari passulas teorías Freudianas, en su origen destinadas a explicar el funcionamiento psíquico del individuo, a una situación grupal socio-profesional, de esta manera no haciendo justicia a las muchas ideas generadas tanto en el aspecto individual como el social del ser humano. Este trabajo de investigación grupal muestra claramente las dificultades que presenta una experiencia transdisciplinar. Por otras razones, los profesionales que vienen de las múltiples ramas de lo que genéricamente se podría llamar psicología, tienen una casi insuperable dificultad en transmitir los logros de sus disciplinas de manera útil a una labor transdisciplinar. Nos haría falta mucho tiempo y mucho diálogo.

Aparte de las interpretaciones que pueda tener el hecho que los sociólogos justo en este Seminario presentan una problemática policial, también surgen otros datos de interés como el siguiente. Interpretan los investigadores que es el grupo de los mandos intermedios el responsable de promover y facilitar los cambios en la organización. Es un grupo que no tiene un poder específico, si no es el de dialogar, de mediar entre el conocimiento del cuerpo de base y el poder de las jefaturas, y de ofrecer posibles interpretaciones de las órdenes. Parecería que este grupo de mandos intermedios se parece mucho al grupo que convoca a otros grupos para reflexionar, analizar, proponer y, a veces, resolver.

Finalmente, queremos dejar constancia que la décima sesión del Seminario con el título “Desde los sacerdotes del Templo de Escolapio” carece de texto escrito. Fue un tema muy querido de Juan, que habla de los principios de la medicina y de un tiempo en el que los “terapeutein” eran los esclavos y esclavas que se ocupaban no solamente del cuidado de los enfermos sino también del bienestar de las familias en general. ¿Quién se ocupa actualmente del bienestar de los grupos que nos sostienen como sociedad?

Workshop en Grupo Análisis “Sociología y Psicoanálisis”, mayo 1995

Otra actividad grupoanalítica de aquella época en la UB es un Workshop en Grupo Análisis también sobre el tema de “Sociología y Psicoanálisis” que constaba de siete sesiones y que los alumnos de la licenciatura y del doctorado en “Sociología de la Salud” podían escoger como “práctica” de esta asignatura, y que efectivamente escogieron treinta de ellos. El Workshop tenía asimismo una sesión informativa inaugural y otra de clausura. En la inaugural se comentaba la experiencia del IV Workshop en Grupo Análisis y la bibliografía correspondiente que serviría de base de diálogo a la actividad que aquí se comenta. Para la sesión de clausura se entregó de antemano un documento de 29 páginas que incluía los comentarios de Juan Campos, conductor de la experiencia, a los trabajos presentados por los alumnos y las elaboraciones de la experiencia a partir de las transcripciones de la grabación magnetofónica de las sesiones de grupo (un promedio de 10 horas por cinta) por parte de cuatro doctorandos que a tal fin se habían reunido tres veces con el conductor por un total de 13 horas.

Cuán difícil resultan este tipo de actividades y cuán múltiples las resistencias a ellas lo muestran los comentarios introductorios de Juan Campos. Dando las gracias al profesor de la asignatura dice: “En esta ocasión sin embargo mi agradecimiento se lo debo al “factor sorpresa” por él añadido al mandar a su “población cautiva de alumnos de sociología de la salud” con una consigna, por nosotros hasta el final desconocida, de tener que redactar un trabajo sobre la experiencia y de que no era preciso hablar si no querían. Factor que nos ha permitido saber algo de “lo que la minoría silenciosa” piensa cuando no tiene nada que decir en un ágora abierta. La “Tabla de Tópicos y Problemas” construido y comentado por Juan a partir de los trabajos entregados por los alumnos es una muestra de su manera de concebir la comunicación en un grupo. También la elaboración del proceso grupal “En Palabras del Grupo…” de Hanne Campos transmite con bastante claridad la dinámica de aquel proceso. Finalmente, la experiencia fue aceptada como ponencia/comunicación del V Congreso Español de Sociología de Granada de 1995.


[1] 1 Psicoanálisis y Sociología, 2 Visión grupoanalítica del Psicoanálisis, 3 Neurosis privada y neurosis social, 4 Neurosis de guerra y neurosis sin paz, 5 Psicoterapias grupales, 6 Salud de las instituciones sanitarias, 7 Sociología de la Medicina y medicalización de los social, 8 Matar al padre, en las organizaciones complejas, 9 Grupoanálisis, psicología y educación, 10 Desde los sacerdotes del Templo de Escolapio

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