Tercer Workshop Intensivo en Grupo Análisis


Del Psicoanálisis al Grupoanálisis: El Difícil Camino hacia una Cultura Grupal

Barcelona 18, 19 y 20 de noviembre, 1994
Por Hanne Campos

El III Workshop en Grupo Análisis tiene ciertos antecedentes a principios de los años ochenta; pero la verdad es que -en los casi veinte años que entre tanto han pasado- son los grupos, aunque no de manera explícita, los que se constituyen más y más en el objeto principal de análisis. Para subrayar este hecho y la continuidad de proceso con el Laboratorio Symposium que antecede, Hanne Campos retoma el material de la síntesis de los tres grupos pequeños del Symposium de 1993 hecha por Mercè para intentar un análisis desde una óptica intra-, inter- y supra-grupal.

Por otro lado, para este Tercer Workshop pedimos a dos colegas que ejerzan la función de “hombre y mujer en frontera”, circunstancia que facilita concebir el mismo Workshop en primer lugar como grupo y no como reunión de individuos.

Finalmente, se presenta la invaluable elaboración grupal dialogada y escrita de este III Workshop llevada a cabo por el grupo convocante a partir de la transcripción de las grabaciones magnetofónicas de las diez sesiones que constituyeron la experiencia.

Recapitulemos: ¿De dónde venimos y a dónde vamos? Venimos de un Laboratorio Symposium Intergrupal celebrado en 1993; aunque no fuera explícito, fue un laboratorio, es decir, un lugar en el que se investigan y elaboran unas materias, en este caso reflexiones sobre temas compartidos —metamorfosis de Narciso, identidad, cultura grupal; symposium en el sentido de encuentro para el diálogo y también para compartir comida y bebida; intergrupal en el sentido de que los participantes se presentan en grupos que han colaborado durante el año previo en el diálogo y la discusión de los temas compartidos. Tal como nos recuerda Juan Campos: “No tenemos modelos para denominar el tipo de investigación que estamos intentando hacer, porque nosotros formamos parte de esta cultura narcisista”. El sentido de “cultura grupal”, asimismo acuñado por Juan, es el de “cultivar el intercambio grupal… hacer nacer un tipo de cultura distinta… distinta, no contra… cultivar lo grupal”. El concepto de cultura grupal el año siguiente nos lleva al próximo encuentro, el Tercer Workshop Intensivo en Grupo Análisis celebrado en noviembre de 1994 en Barcelona. Este, por un lado, representa la continuidad inmediata del Laboratorio Symposium Intergrupal de 1993 y, por otro, entronca con las ideas del Grupo Análisis, acuñado y desarrollado como método grupal de análisis desde principios del siglo pasado, y transmitido en España a partir del primer y segundo Workshop en Grupo Análisis de 1980 y 1981, celebrado en Castelldefels (Barcelona) y Cestona (Vizcaya) respectivamente.

Los grupos se constituyen más y más en el objeto principal de análisis[1], aunque esta finalidad no fue tan claramente explícita. Para hacer camino en la dirección apuntada por Juan Campos—el estudio de la comunicación en un grupo por un grupo, y saber dónde nos encontramos en este sentido en 1994, tomamos ahora la oportunidad después de casi veinte años interpretar el material de los tres grupos pequeños del Symposium Laboratorio 1993 —que acabamos de incluir en el Blog analizado y sintetizado por Mercè, Pere y yo misma — desde una óptica intra-, inter- o supra-grupal. Estas consideraciones podrían ser útiles en un futuro para intentar una lectura grupal y no facilitar las derivaciones individualistas tan parte de la manera de pensar y actuar de la sociedad actual. El hecho de que para el Tercer Workshop hayamos pedido a dos colegas ejercer la función de “hombre y mujer en frontera” confirma la concepción del mismo Workshop en primer lugar como grupo y no como reunión de individuos.

A continuación, para saber dónde estábamos en aquel entonces en relación a los referentes teóricos de nuestro trabajo, nos guiará la elaboración grupal dialogada y escrita a posteriori por los miembros de Grup d’Anàlisi Barcelona del mismo Tercer Workshop y enviada a los participantes en diciembre 1995.

 

1. De dónde venimos. Análisis de las temáticas surgidas en el Symposium Laboratorio Intergrupal Metamorfosis de Narciso: Identidad Grupal o Cultura Grupal

 1.1 Temáticas intra-grupales

Las temáticas intra-grupales son las ideas y preocupaciones que surgen en los grupos pequeños en relación a los temas que les convocan. En este caso el tema —metamorfosis de Narciso— resultaba ser un pretexto. Más bien se dieron unas coordenadas de espacio y tiempo en cuyo marco nos pudimos preguntar sobre cómo funcionamos en grupo los que nos interesamos en “lo grupal”. Lo “intra”-grupal es el caldero de las ideas. Hace falta pasarlas por el tamiz del diálogo y del escrito para darle sentido grupal. Había la hipótesis que cada uno de los grupos sería portador de diferentes aspectos problemáticos de la convivencia en la sociedad actual. Al leer los diálogos también se hace evidente que la composición de cada grupo —los miembros concretos de Gd’AB y el número de colegas que llevan más tiempo colaborando en proyectos compartidos que lo componen— también influye en el tipo de temáticas que surgen.

Ideas y sentimientos que surgen en cada grupo

El Grupo Verde cuenta con sólo un miembro del grupo convocante y una mayoría de participantes que son colaboradores grupales esporádicos. Estos hechos podrían ser la razón de que se muestre inseguridad respecto a lo que pueda pasar en el grupo. Antes de comentar cualquier vínculo con el grupo se pregunta ¿qué es lo que rompe al grupo, si el grupo implica deberes, y si tiene futuro? ¿Qué hace el grupo? ¿Cómo extrapolar la experiencia a las prácticas respectivas? Se expresa la necesidad de un puente entre lo que se dice en el grupo y la realidad. Se hace difícil encontrar lo común.

También se expresan quejas: No hay alimento; hay frustración y conflicto de intereses; y desconfianza o crítica en cuanto al método diciendo “si convertimos el grupo en un análisis de laboratorio dejamos de ser humanos”. Particularmente en la última sesión, este grupo acusa el llegar tarde de algunos miembros; se entra y se sale; aparece una dificultad de elaborar la despedida; un miembro anuncia que es la hora y se marcha. Queda el sentimiento de desencuentro.

En el Grupo Amarillo,un miembro identificado como “uno de los conductores” empieza a relatar la historia del proyecto del Workshop, que da lugar a que los otros se presenten y los que participaron en el texto expliquen su experiencia. Se trata de una invitación a contribuir, pero también se establece una división interna del grupo: los que han escrito y los que no. Aparece la dificultad de integrar lenguajes diferentes entre profesionales diferentes, pero también un gran esfuerzo para encontrar un lenguaje común para poderse comunicar, establecer puentes, relaciones, buscar otras formas de comunicarse. Hay miedo a discrepar, a las divergencias; se requiere tiempo para que estas puedan aceptarse y resulten en algo constructivo. Parece que “uno de los conductores” insiste: “En el grupo se habla libremente, pero no estamos dialogando sobre nuestro grupo y nuestro objetivo. Hemos hecho historia, pero no tenemos aún el proyecto. Hemos creado coordenadas de espacio y tiempo y nada más. Otro problema como profesionales es encontrar un grupo de colegas en los que puedes fiar, sin que sea una familia, sin ‘pertenecer a’.” En este grupo también se daban ausencias, que para el grupo suponía sentir agresividad, miedo a la desmembración, a heridas narcisistas.

El Grupo Azul comienza con comentarios sobre la muerte y el suicidio que se asocian a cambio, metamorfosis y narcisismo. Para cambiar, algo tiene que morir. Las asociaciones y preguntas se siguen ágilmente. El cambio de identidad, la metamorfosis, ¿es personal o es grupal? ¿Es posible definir la identidad del grupo al margen del individuo? ¿Cuál es la diferencia entre narcisismo individual y grupal? Se sentencia: Grupos narcisistas son grupos cerrados que tienen trayecto pero no tienen sede, que evidencian una búsqueda de identidad individual a través del grupo. Pero también surge la pregunta: ¿Qué obstaculiza esta experiencia? Pues, las divisiones profesionales; la imposibilidad de escuchar; la dificultad de soportar lo confuso, lo que no se entiende; la falta de objetivo claro; el miedo a cuestionarse; cuestionarse es perder algo de identidad; identificarse es una manera de incorporarse al grupo.

Frente a la ansiedad que despierta estar en el grupo se intenta dirimir las diferencias de este grupo. ¿Se trata de una metodología diferente, diferente a la de “pregunta-respuesta”; ahí entra la creatividad y para eso necesitamos tiempo. Construir un grupo diferente, sin narcisismos, con una forma de comunicación más democrática; de identidad grupal a cultura grupal: la cultura es más un caldo de cultivo. La dificultad está en la metodología; se necesita más tiempo; el proceso grupal necesita tiempo.

Conclusiones a tomar en cuenta

En los tres grupos se habla del carácter excluyente de los discursos disciplinares. Los grupos se rompen por el saber (establecido); la experiencia se obstaculiza por las divisiones profesionales. Se comenta la prepotencia del discurso psicoanalítico que divide a las personas en reconocidas y no-reconocidas y la posibilidad de incluir otras técnicas, ya que no todo pasa por la palabra. El interpretar a otro es vivido como una violación. Han pasado diez-y-ocho años y la experiencia ha mostrado que no se trata tanto de una crítica o un rechazo del discurso psicoanalítico sino en lo que este rechazo tiene de resistencia a asumir el método grupal de análisis con todas sus consecuencias en nuestro trabajo en grupo y con grupos.

Un grupo que, sin cuestionárselo, deposita la función de conductor en uno de sus miembros, parece tener la suficiente seguridad para explorar la contribución de sus miembros y las dificultades que aparecen en el proceso como lo son las diferencias de lenguajes, las ausencias y la despedida. Otro grupo con experiencias variadas en trabajo grupal, con miembros de edades bastante diferentes, profesiones diversas y niveles de práctica también diferentes, siente más inseguridad delante una situación novedosa y muestra más dificultad en simbolizarla, darle sentido y le resulta más fácil instalarse en la queja, expresar la frustración y actuar frente a la pérdida. El tercer grupo nos hace pensar que un grupo cuyos miembros están más habituados al trabajo en grupo y que tiene cierta facilidad para simbolizar y para expresar sus sentimientos podrá soportar mejor la indefinición de objetivos y, eventualmente, plantear objetivos propios. Construir un grupo diferente, crear una cultura grupal necesita tiempo.

A través del tema de Narciso se desliza la pregunta sobre el deseo y sobre si estar en grupo corresponde a una necesidad, si queremos estar en grupo, y por dónde discurre el deseo de una cultura grupal.

En dos de los grupos surge el sentimiento de artificialidad y la sensación de que se había creado una identidad en un contexto que no tiene unas vías naturales de continuidad. Se pregunta: ¿naturales? Se contesta: Lo natural es cualquier forma social que permita el mantenimiento del vínculo entre las personas. Una preocupación relacionada y compartida por los tres grupos es la del “mañana”, la continuidad del grupo. ¿Tiene futuro el grupo? ¿Habrá alguien que se preocupe del grupo? Hay temores acerca de la vida del grupo. Se acaba, pero ¿podemos hacer que perdure? No hay tiempo para procesar lo que aparece en el grupo.

1.2 Relaciones inter-grupales

¿Cómo aparece la referencia a otros grupos y la relación con ellos?

El Grupo Verde expresa con absoluta ambivalencia la diferencia entre los grupos (¿del Symposium?): Somos grupos muy diferentes, pero también somos estructuralmente iguales. También sugiere una diferenciación en el seno del propio grupo: El hecho de que las sesiones se graben suscita el sentimiento de ser controlados por alguien y, afirmando que detrás de la tecnología está un individuo, se expresa el miedo a la creación de élites que, además se fantasea, no tienen la formación necesaria. No queda claro si la élite a crear es el mismo grupo, forma parte del grupo o es algo que se proyecta afuera. Surge también la idea del grupo proyectándose en espejo: el miedo a estar atrapados en nuestro propio reflejo, en el reflejo de nuestros saberes teóricos.

El Grupo Amarillo trae a diálogo los efectos, relaciones o falta de ellas que provocamos como grupos de profesionales supuestamente interesados en lo grupal al contactar con otros. Un grupo de colegas que trabajan juntos hace años en una comunidad terapéutica que ellos denominan “comunidad de ideas”, es decir que trabajan dentro de un marco teórico único y compartido, traen la curiosa experiencia de que no les fue posible preparar el trabajo conjunto en grupo para el Symposium; por las razones que fueran no pudieron presentarse como grupo al Symposium y presentaron trabajos individuales sobre diferentes aspectos de narcisismo, que en el documento de trabajo están agrupados en el capítulo de “Narcisismo en y a partir de las teorías. El Psicoanálisis”. En esta misma línea está la observación que los lenguajes de las disciplinas agrupan a los profesionales y los alejan de la realidad cotidiana y de las personas que acuden en busca de ayuda. Insistir en los conocimientos de cada disciplina lleva a una cerrazón narcisista de estos grupos, un empobrecimiento y una separación del resto de la sociedad, que a menudo no se siente comprendida. El grupo aporta aún dos observaciones que apuntan a un funcionamiento inter-grupal que habitualmente no se cuestiona. El grupo del mismo Symposium ocupa en el Centro Cívico en el que se reúne los espacios que habitualmente los utiliza gente mayor. El grupo de “expertos en grupo” no se comunica con este grupo de gente mayor, no les explica, no les habla. También se comenta que como profesionales no hemos podido superar la organización familiar por otra organización social diferente. El grupo pequeño tiende mucho a reproducir dinámicas y características de los grupos familiares y en el Symposium aparece la resistencia a dialogar en el grupo grande.

El Grupo Azul está pendiente de lo que pasa fuera: un grupo de jóvenes que toca música despierta envidia; otro grupo del Symposium que ríe en la sala de al lado produce una reacción de auto-afirmación: “Somos un grupo narcisista, más fuerte, con capacidad de síntesis. Estamos porque queremos, por haber sido invitados. En la lista todos somos iguales, nadie está subrayado, nadie señalado como conductor.” El espacio se valora positivamente, sin autoritarismos, hay voluntad de comunicación, sentimientos positivos hacia el grupo. “Como colectivo deberíamos preguntarnos por el futuro que queremos y avanzar en esa dirección.” Es un grupo que se siente parte de un colectivo y es capaz de transformar la ansiedad que despierta la situación desconocida de este grupo, ya sea expresando su bisoñez—“nunca he estado en un grupo así”, ya sea haciendo referencia a lo conocido—“a los grupos se accede a partir de rituales, aquí nos encontramos sin ritual, sin código; identidades grupales como colles, peñas, cuadrillas, ¿tienen estructura narcisista?; frente a un discurso diferente se tiende a descalificarlo o auto-descalificarse; las palabras sirven para marcar territorio, para crear metáforas, para crear historias… El grupo trae el mito de Orfeo como contrapunto al mito de Narciso, e investiga la cuestión del deseo abriendo aspectos grupales nuevos… en Orfeo hay deseo, hay el mundo de los muertos y el mundo de los vivos…

Los tres grupos, en efecto, parecen sostener y expresar diferentes aspectos de la relación entre grupos. El Grupo Verde resiente sentimientos más arcaicos, más primarios de persecución, proyección y de concentrarse en sí mismo, mientras el Grupo Amarillo muestra las reacciones que se provocan en el contacto con otros, no cuestionando el funcionamiento propio. El Grupo Azul, con mayor seguridad en sí mismo como grupo y en su pertenencia a un colectivo, pasa con agilidad del contacto con otros grupos a cuestiones que surgen del propio grupo, volviendo de nuevo al tema de otros grupos.

1.3 Referencias Supra-grupales, a un grupo de grupos

Para el Grupo Verde el referente supra-grupal es el grupo grande que se vive de manera amenazante y que produce sentimientos de vulnerabilidad. El hecho de grabar los grupos suscita un sentimiento de control desde los que convocan; parecería que los que convocan son una referencia supra-grupal.

En el Grupo Amarillo aparece una resistencia al grupo grande: en la primera sesión no se entrega el resumen de lo hablado en el grupo pequeño tal como se había acordado. Las alusiones al grupo grande se hacen en comparación al grupo pequeño y resultan contradictorias a lo dicho antes: el grupo grande se vive con más comodidad porque permite tomar más distancia mientras el grupo pequeño produce más temor. Hablar de muerte y duelo se interpreta como una demanda implícita de rituales que permitan marcar los tiempos del grupo pequeño y los pases entre éste y el grupo grande.

El Grupo Azul se pregunta si falta un referente para el vínculo más amplio de la especie, aunque quizás no se trate de tener referentes sino que lo supra-grupal es la actitud, la actitud de hacer diferente, hacer una experiencia diferente, diferentes maneras de explorar el mundo—un ejemplo sería Colón y Marco Polo.
Del grupo grande se habla en comparación al grupo pequeño; el grupo grande es un lugar donde competir entre grupos; el grupo pequeño es el de verdad y el otro al que se va a sufrir: 12 apóstoles versus 40 ladrones; lo difícil es pasar del grupo pequeño al grande.

En los tres grupos más que concebir el grupo grande como un contexto supra-grupal se compara la diferencia de la experiencia. Se apunta que no sabemos cómo pasar de un contexto al otro, no tenemos rituales, ¿necesitaríamos crear rituales? De otra parte, el resistirse a pasar información del grupo pequeño al grande, ¿no será una manera de negar o evitar que exista un contexto supra-grupal? También, sentir que el grupo pequeño es el verdadero, ¿no tendrá que ver con nuestra tendencia arcaica de vivir los grupos según nuestras experiencias en familia.

Queda la pregunta: ¿no haríamos bien en considerar que lo supra-grupal sea una determinada actitud hacia lo grupal, una actitud diferente respecto a la convivencia humana, una actitud grupoanalítica?

Hasta aquí las reflexiones sobre las experiencias en grupo, entre grupos y con grupos de grupos o referentes supra-grupales en 1993.

 

2. III Workshop en Grupo Análisis: De la convocatoria a las conclusiones

El Tercer Workshop Intensivo de Grupo Análisis se celebra en un Centro Cívico de Barcelona en noviembre de 1994. La convocatoria se dirigía a colegas con quienes, en su mayoría hayamos trabajado en contextos parecidos en otras ocasiones. Como siempre hemos hecho un esfuerzo para incorporar a personas interesadas en lo grupal independientemente de cuál sea su disciplina. Aunque en principio pensábamos en un taller de dimensiones parecidas a los anteriores, es decir compuesto por varios grupos pequeños que se reúnen algunas veces en un grupo grande. Debido a la menor respuesta a la convocatoria contamos con un solo grupo de 17 miembros. Por esta razón concebimos la experiencia en términos de un modelo de grupo de pares que se conduce a sí mismo y donde se dan condiciones parecidas a las que en los años veinte se daban en los grupos originales de Trigant Burrow. Toda la asamblea tomará parte en las diez sesiones de grupo del Workshop. Tal experiencia se presta a un tipo de tareas de social self inquiry en la que participan todos y cada uno de los miembros del grupo tanto como sujeto que como objeto de investigación. De haber consenso entre los participantes, todas las sesiones serán grabadas y las grabaciones estarán a disposición de los participantes, naturalmente siempre que se avengan a mantener las acostumbradas condiciones de confidencialidad. Habrá, como en otras ocasiones, dos colegas que tienen la función de hombre/mujer en frontera quienes con la oreja alerta al inconsciente y ojo avizor al gazapo se comprometen a mandar un reportaje que será circulado entre los participantes.

Obviamente, la convocatoria del III Workshop introduce unas cuantas novedades en relación a los que anteceden, que dan lugar a determinados efectos en el siguiente workshop y que, si se considerara oportuno, tendrían que comentarse en otro momento y lugar. Pueden consultarse los documentos que hacen referencia a las consignas y a la introducción al III Workshop.

El lema “Del Psicoanálisis al Grupoanálisis: El Difícil Camino hacia una Cultura Grupal”, sin lugar a duda es una respuesta a las cuestiones y preguntas suscitadas en el curso del Symposium Laboratorio de 1993. Contamos con la invaluable elaboración grupal dialogada y escrita de este III Workshop llevada a cabo por el grupo convocante a partir de la transcripción de las grabaciones magnetofónicas de las diez sesiones que constituyeron la experiencia. Este documento no solamente es la articulación temática sobre el fondo histórico-profesional y cultural en el que se inserta el Workshop sino incluye asimismo el proceso preparatorio del mismo en el que se comentan los conceptos teóricos utilizados y su procedencia, los textos facilitados previamente a los participantes y los comentarios fundamentales de la consigna para él trabajo en común. Es este documento enviado un año después del Workshop a los participantes que servirá para establecer la continuidad del proceso hacia una práctica analítica colectiva y el cultivo de una cultura grupal. En función de este objetivo escogemos cinco problemáticas que nos parecen fundamentales en este proceso:

1. La cuestión del liderazgo
2. El obstáculo de los lenguajes disciplinares, particularmente del psicoanálisis
3. La continuidad de la experiencia
4. Un paradigma para una cultura grupal

1. En cuanto al liderazgo, ya en la convocatoria se hace un énfasis particular y novedoso de que todos los participantes —convocantes y convocados— pueden aprender de todos los demás en un esfuerzo para mitigar el impacto jerárquico —no cuestionado en nuestra sociedad— en los encuentros de profesionales. La reflexión durante el encuentro evidencia de cuánto nuestra organización social viene determinado por ideas de la jerarquía familiar de padres e hijos y cuán lejos estamos de una organización entre pares. Dos colegas asumen la función de “hombre/mujer en la frontera” para aportar lo que en algún momento se pueda escuchar u observar desde la perspectiva de los límites del grupo. Desde este observatorio se contribuye la reflexión sobre las líneas evolutivas básicas de invertebrados y vertebrados y que en el límite del desarrollo de las dos líneas se dan fenómenos de organización social semejantes que lleva a una estructuración externa en los invertebrados y, como en el caso de los humanos, a una estructuración interna en los vertebrados, en el último caso favoreciendo una individuación. ¿Será la identidad una estructuración externa “de autoridad” que apunta a la falta o deficiencia de una vertebración interna de los individuos o de los grupos?

2. En cuanto a los lenguajes propios de este encuentro, la bibliografía entregada a los participantes parece querer poner los puntos sobre las íes. Por un lado, repasa los conceptos grupoanalíticos “propios” heredados de S. H. Foulkes: El concepto goldsteiniano de la situación total en la que el todo y la partes están en una relación figura/fondo; la posición neurótica altamente individualista y grupo-destructivo; el síntoma neurótico como trastorno de comunicación nunca expresado en lenguaje articulado, inaccesible a la memoria y al intercambio social; la matriz grupal como tejido de comunicación, base común compartida que en última instancia determina el sentido y el significado de todos los acontecimientos y donde descansan todas las comunicaciones e interpretaciones verbales y no-verbales; y, finalmente, la actitud analítica. Por otro lado, se añaden unos textos fundamentales de Trigant Burrow, psicoanalista y autor que primero acuña el término grupo análisis en los años veinte del siglo pasado, un desarrollo que ocupa el resto de su vida y por cuyas aportaciones Juan se interesa a partir de 1988. De particular relevancia son los textos relacionados con su investigación de esa patología de lo normal —llamado por él I-person Complexo Complejo de Yo-Persona— que a nivel filogenético consideraba una neurosis social que se reproduce ontogenéticamente en cada persona a través de la educación, y la investigación sobre “la cuestión de autoridad” implícita en toda situación de análisis. Recuerda Juan Campos: “El análisis del principio de autoridad y el cuestionamiento de la disposición autocrática prevalente en todos los individuos e instituciones de nuestra sociedad va íntimamente relacionado con la posibilidad misma de cualquier grupoanálisis y ha constituido el centro de atención de nuestro trabajo estos últimos lustros.”

Hay aún otros factores determinantes en cuanto a la importancia de los lenguajes en la práctica grupoanalítica y la investigación en este Workshop que se relaciona con el recorrido profesional de Juan Campos y su particular interés en este vínculo del psicoanálisis y el grupoanálisis que ocupa su pensamiento y la mayoría de sus escritos desde 1979. Como dice Juan, su sensibilidad en este problema quizás obedezca al haber sido él, si no el único, uno de los pocos y ciertamente el primero en haber sido entrenado a principios de los sesenta simultáneamente y a la vez en psicoanálisis y en grupoanálisis y de haberse encontrado después que sus puntos de vista no encajan con quienes lo han sido sucesivamente en una u otra modalidad de descubrimiento del inconsciente y no digamos ya con quienes se han limitado a seguir su formación en una sola de ellas. El resto es historia —suya, de Freud, de Foulkes, de Burrow— que se puede leer en diferentes lugares. El problema no es solamente metodológico sino epistemológico. La pregunta sigue siendo si la distorsión neurótica de orden subjetivo deja de operar en el momento en que no es uno mismo sino otro el que se analiza. El prejuicio a favor de la objetividad des-neurotizada del analista llevó a la imposición del psicoanálisis didáctico basándose en la falsa esperanza de que el analista se convierta en el espejo neutro donde solamente se refleja la neurosis del analizado y no el de la refracción neurótica contenida en la neurosis del analista. De ahí que el paso que supone el Grupo Análisis de Burrow de incluir el analista en la actualidad de cada análisis, resulte relevante no sólo para la organización social de la comunidad profesional que contiene al psicoanálisis sino también al de la realidad social que hace posible el psicoanálisis y, en último término, el análisis en sí.

3. La continuidad de la experiencia se concibe, por un lado, insertándola en las actividades grupoanalíticas del pasado y, por otro, proyectándola hacia el futuro. Aunque no fuera explícito, la idea fue que los colegas, un hombre y una mujer, que asumieron la función de “hombre/mujer en frontera” del III Workshop más adelante organizaran el próximo encuentro en su lugar de procedencia, como de hecho así se hizo en Pamplona los días 26, 27 y 28 de enero de 1996 con el IV Workshop Intensivo en Grupo Análisis: Taller para el Diálogo.
La elaboración grupal dialogada y escrita de este III Workshop a partir de la transcripción de las grabaciones magnetofónicas de las diez sesiones grupales, enviada a los participantes al cumplirse el año del encuentro, es la expresión de continuidad de una práctica analítica colectiva y del cultivo de una cultura grupal.

4. Cultura Grupal es el último término del lema del III Workshop Intensivo en Grupo Análisis. Desde la praxis grupal de 1993 y 1994 y las reflexiones correspondientes llegamos a afirmar que el proceso grupal que nos lleva a indagar el qué y el cómo de una cultura grupal necesita tiempo. También llegamos a preguntarnos si el paradigma para guiarnos en esta tarea no sería una determinada actitud, una actitud grupoanalítica. Hasta aquí bien. Juan ya afirmó en 1979, en su prólogo póstumo a Método y Principios: “El principal mérito de S. H. Foulkes, su más valioso instrumento para la tarea de transformación, de cambio… radica para mí en la actitud analítica que fue él capaz de desarrollar gracias a su personalidad y profunda formación y experiencia… La característica fundamental de esta actitud analítica radica en el convencimiento de que <<todo lo que sucede dentro de un contexto, todo, sin excepción, está allí para ser analizado>>. Curiosamente, la actitud analítica es un concepto que no constaba entre los conceptos teóricos clave mencionados en el material preparatorio del Workshop y se añade ex-profeso en el momento de elaboración posterior. No es el único concepto imprescindible para continuar la investigación sobre la cultura grupal que no se había incluido en la caja de herramientas del III Workshop. Es llamativo que Juan no incluyó entre los conceptos básicos el suyo de Plexus Profesional. Seguramente hay muchas razones para que se diera este punto ciego tanto de su parte como de parte de su grupo más inmediato, los miembros de GdAB. En mi opinión este es el “descuido” más importante en el desarrollo profesional de Juan Campos, considerando sobre todo que este es un concepto que elabora en 1988-89 en cinco trabajos mayores, incluidos en el presente blog. Incluimos aquí un sexto trabajo de 1991 para quienes estuvieran interesados en adentrarse en sus posibilidades. Para Foulkes Plexus fue un concepto clínico y se refería a las redes sociales de los pacientes. Juan en su ampliación del concepto a Plexus Profesional se refiere a los grupos de los profesionales, a aquellas redes íntimas de personas y circunstancias que se relacionan con <<las maneras cómo el profesional científico, el psicoterapeuta, desarrolla su actitud analítica, conceptualiza, organiza y justifica su práctica y se convierte en agente de cambio terapéutico>>. Seguramente por allí se abriría uno de los caminos hacia el qué y el cómo de una cultura grupal.


[1] Gd’AB; grupo y subgrupos de subsiguientes Workshops; grupos coordinadores del programa científico y/o de organización de algunos Symposiums de la SEPTG; grupos y subgrupos de las diversas experiencias grupoanalíticas en el Departamento de Sociología de la UB, y otros.

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